Qué difícil es hacer un ensayo sobre el encierro, lo primero que se me viene a la mente es dar una definición hueca que parecería ideal para un libro de texto. No es el primer día que vengo, pero esta vez quiero compartirles una pequeña parte de mi experiencia al venir para acá en estas ocasiones que he tenido la oportunidad de compartir el tiempo con ustedes. Analizo lo valioso que es el poder de sus ideas cuando estoy aquí.
El encierro puede ser una limitación física, pero me doy cuenta que es imposible encerrar las ideas y ahí es donde identifico la libertad espiritual, que sin lugar a dudas es la más valiosa porque siempre que hay vida hay esperanza, y veo como las situaciones extremas hacen a las personas más fuertes y más solidarias y eso es un tesoro que me llevo y que no solo aprecio, sino, que trataré al menos de seguir este ejemplo en mi proyecto de vida.
Al escuchar la palabra encierro viene a mi mente un espacio reducido que incide de manera tajante en la vida de quien o quienes lo habitan, al llegar aquí por primera vez, en la primera sesión muy poco de esto percibí, pues, noté mucha libertad mental, en cierta forma los compañeros están presencialmente dentro pero su pensar está en el exterior y eso es de llamar la atención porque al hombre se le puede limitar su libertad física pero no su libertad de pensamiento.
Lo irónico de esto es ver cuántas personas que gozan de la libertad viven esclavizadas en una rutina y a un pesimismo agobiante lo cual en cierto aspecto es una contradicción a lo valioso que es la vida y a lo corto que es el tiempo en el que estamos en este mundo.
Un encierro es un espacio de incomunicación con el mundo exterior alejado de las personas importantes en el cual el tiempo se detiene y no se puede avanzar pero, ¿realmente eso es cierto? Es de admirarse la esperanza que se tiene en una situación tan complicada. Tal vez porque aquí uno se da cuenta quiénes son los verdaderos amigos y quién es la verdadera familia donde es tan difícil guardar las apariencias, es aquí donde uno reflexiona lo importante que somos en esta sociedad y lo importante que es esforzarnos día con día como si este fuera el último en este camino misterioso que llamamos vida.
Siempre me he sentido encerrada en mi propio hogar, quisiera sentir esa sensación de
libertad de poder salir sin tener que avisar a qué hora regresaré a casa y sin esa
sensación estando fuera de tener que llegar a la hora indicada, es como si yo no fuera
dueña de mí misma, ni de mi tiempo. No recuerdo alguna ocasión en la que no haya
tenido que rendirle cuentas de mi ubicación y tiempo a alguien, cuando vivía con mis
padres, en casa de mis abuelos, las reglas en casa eran demasiado estrictas, si eras
mujer no había permiso para fiestas o reuniones después de las 11 p.m. Y no sólo
eso, ni siquiera podía llegar un poco tarde de la escuela porque al llegar a casa habría
un cuestionamiento por parte de mi abuelita o papá que me llenaba de pesar, pero
ahora que lo pienso, mi realidad puede ser que no sea la peor, el caso de mi madre
fue muy triste, pues mi abuelo no la dejó ni siquiera concluir la secundaria porque
según él, como era mujer, su futuro era casarse y que la mantuviera el esposo.
Cuando decidí irme de casa de mis papás, para vivir más cerca de la universidad, a
pesar de que contaba con el apoyo de mis padres, el prejuicio por parte del resto de
mi familia era terrible, es extraño pero ahora que lo pienso, creo que fui la primer
mujer de mi familia en salir de casa sin la necesidad de casarme o “juntarme”, sin que
tuviera un esposo que me respaldara o que cuidara de mí, y al cual rendirle mis
tiempos y espacios.
No quiero decir que el casarse sea algo malo o le quite libertad a las mujeres, de
hecho llevo 3 años viviendo con mi pareja y jamás nos hemos sentido presionados
para ir a donde queramos, hacer nuestras actividades o hacer o no lo que no
queramos, siempre es en común acuerdo y para nada hay un apego de esos que
duelen.
Volviendo a las mujeres de mi familia, sin embargo, la mayoría de ellas sólo dejaban la
casa de los papás si había embarazo o boda de por medio; incluso primas, que con 16
y 17 años preferían optar por esa opción que emprender camino solas.
Podía ver en sus rostros esa sensación de estar encerradas en una burbuja de la cual no podrían
salir tan fácil, pues la que llegaba a dejar a su pareja era porque se iría a vivir con otro
al instante.
Soy de la idea de que todos y todas nos deberíamos dar la oportunidad de vivir solos
un tiempo de tener la libertad de hacer o no de comer, de salir o quedarse en casa en
fin de todas y cada una de las decisiones que bien podríamos tomar sin otra opinión a
cargo.
Es el pago de una mala acción que uno mismo se busca.
¿Qué pasa en la cárcel al llegar?
Entras a un mundo desconocido a convivir con otra gente sin saber lo que te pueda pasar.
¿De qué le va a servir el estar recluido en la cárcel?
Para su reinserción, nada, cuando tú no quieres cambiar, menos si vienes con algún vicio.
Entras a un mundo donde puedes encontrar todo tipo de vicios, problemas, carencias, abandono de la familia. Si tú no quieres entender, es muy triste cómo te humilles por conseguir el vicio, te golpean por no pagar. Hay un dicho muy cierto en la penal que dice “Pídela riendo, págala llorando.” Cuando no quieres dejar el vicio, es muy triste cómo día a día te vas hundiendo y nadie te levante, ni tu familia que, aunque quiere ayudarte, si tú no quieres, no sales del vicio.
Es triste vivir encadenado a todos los vicios, es un mundo horrible. No se lo deseo a nadie.
Para salir de esto, tiene que pasar algo, tu soledad, depresión, abandono de la familia o varias cosas. Solamente así, es cuando te sientes ahogado, es cuando puedes surgir del pozo donde te encuentras y es cuando ya no quieres esa vida, decides no volver al vicio y lo más importante para salir, primero te tienes que querer a ti mismo. Se te cae una venda de los ojos y empiezas a ver con la gente que andabas y ves lo mal que están y verte en ese espejo es de impacto. Ver la lástima que causaba y te das cuenta que ya no quieres pasar por eso y empieza tu cambio para ti.
Sé honesto contigo. Podrás engañar a todo mundo, menos a ti. Son muchos los beneficios que te brinda el recuperarte y alejarte de las drogas. Aprenda a sobrevivir sin meterte en problemas y decides que quieres para tu vida.
La cárcel es la mejor escuela para aprender lo bueno y lo malo ¿Qué quieres para ti?
El encierro de Mario: “2014, febrero 8 la 01:30,” decía el chofer del vehículo en el
que era trasladado, algún lugar para mi reclusión, sin saber hasta el momento a
dónde; yo ya que iba con la cabeza cubierta y esposado de pies y manos, en ése
momento, sentí que el vehículo detenía su marcha y como en dos ocasiones los
códigos sonoros, para enseguida oír que se abría una puerta grande por el ruido
que hacía. Después, el vehículo arrancó por algunos metros más, haciendo alto
total, descendiendo los que a lado iban conmigo. Siendo el último que me tomó del
brazo jalándome hacia un costado, para que él bajara del vehículo.
Fui conducido hasta lo que pareció ser un muro en donde quedé parado, con la
frente pegada al mismo por unos diez minutos que se hicieron eternos momentos,
que llegaban a mi mente recuerdos de todas partes como si estuviera tomando
foto, sentía pánico, estaba en shock, no sabía cómo actuar en un mundo
desconocido, tenía un sentimiento que electrizaba mi cuerpo. El encendido del
vehículo y el abrir de la puerta para que saliera interrumpieron el tormento
emocional por el que estaba pasando, al no querer aceptar la realidad del
momento, fue entonces que empecé a oír un montón de gritos, entre órdenes y
reglas del lugar en donde me habían dejado según entendía.
Mi cuerpo estaba tenso esperando algún golpe por los costados porque seguía
con la frente pegada al muro, mismos que nunca llegaron hasta que me dijeron –
hínquese- mi mente estaba tan revolucionada que inmediatamente pensé en el tiro
de gracia, ya el mundo me empezará a parecer un recuerdo, mi energía se
acababa ahí hincado se terminaba todo, en eso me llegó un olor a perro muerto y
un guardia gritaba algo que no entendí.
De inmediato, escuché pegado a mi oreja los ladridos de un perro, sentí su baba en mi oreja por lo que mi reacción fue salir
disparado hacia el otro lado como si un resorte me hubiera impulsado no llegué lejos, caí, estuve esposado. El perro llegó de inmediato a mi oreja, pensé que se la iba a comer y no sabía que lo traían atado a una cuerda y que eso era parte del recibimiento del nuevo hogar.
Cuando este protocolo terminó, me sentí como títere, todo me bailaba, me
quitaron las ataduras y la capucha y con la cabeza abajo y los ojos cerrados, me
trasladaron a una celda que estaba sola, me entregaron un colchón de tamaño
matrimonial nuevo, los uniformes naranja y algunos artículos para aseo personal y
casi tuve que firmar un contrato de arrendamiento, se cerró la puerta y quedé solo.
Empecé a ver lo que ahí había, una cama de cemento para colchón que me
habían dado del mismo tamaño, baño con regadera y para hacer las necesidades,
todo reciente. Y así sin dormir llegó el amanecer y la primera lista, para después
aunque estaba prohibido, hablar y ver hacia afuera de la estancia. Empezaron las
investigaciones de los vecinos, más tarde el desayuno y para adentro únicamente
salías a recoger alimentos, rutina de todos los días, durante los 45 días que estuve
en esa área del lugar.
Hasta que un día dijeron, “Se va a especiales” , por lo que junté mis pertenencias
menos el colchón . Los guardias y yo empezamos a caminar por pasillos fríos, lo
que me hizo pensar que estaba bajo tierra, llegamos hacia al área de especiales y
encontré una celda chica con tres camarotes y todos los servicios, y así empezó
mi vida; captando el escenario de los horrores de la prisión en donde debes
prepararte para buscar la victoria y salir adelante, en no dejarte ganar por el color
naranja que te da una identidad ante la sociedad.
Ya cuando se han pasado preso algunos años y se vuelve normal, se siente uno
olvidado, los amigos siguen adelante, donde tú sigues una vida con muchos
recuerdos, que de este lado no valen mucho con un destino incierto, dentro de un
cuarto de 3×3, un lugar que te ahoga, pero te hace fuerte, aprendes a no reprimir
tus emociones, tus sentimientos, lo que quiere salir que salga, dejar huella.
Cada día que paso, acerca más la partida.
Aquí el que falte un par de años es muda, pero no dejan de aparecer preguntas sin respuestas, el sentirse un día
liberado, acosado; a donde quiera que vayas el tener que adoptar una identidad real, visible para que en el futuro tengas un progreso sostenido, en donde sabes que el escuchar “confía en mí” no es suficiente y eso asusta no sabes si es mejor adentro o afuera. Espero que cuando ese día llegue, mi autoestima y mi talento estén climatizados, para poner en práctica mi plan de acción e iniciar una historia alternativa, que me dé la oportunidad de compartir el mundo como un ser humano
que regresa a casa.
En este lugar de reclusión pasan muchas cosas por mi cabeza, pero la más difícil de superar es mi encierro, y no el físico que todos lo sabemos porque lo vemos, sino el mental (emocional) y el espiritual, pero no me daba cuenta, porque no lo veía ni lo sabía, pero gracias a este tiempo de bendición de mi SEÑOR DIOS he logrado superar en gran medida esta situación, y claro, a las actividades que este centro me proporciona para mantenerme ocupado, debido a esto he comprendido y aprendido a salir bien librado de mis batallas que a diario tengo y, es que en un inicio fue muy difícil entender esta situación, por otro lado, también la experiencia vista y contada por los demás, me ha ayudado a no caer en ese tremendo encierro mental que llega a los extremos de perder la vida o hacer actividades, que gracias a Dios no me sucedió.
Recordando las ojeras que marcaban mi rostro, mi soledad, la autodestrucción, siempre pensando mal de todo y de todos, con una angustia y un miedo incontrolables, que ya se había acabado de mi vida, no le veía sentido el seguir, total, un cataclismo, pero el amor de Dios es más grande que cualquier cosa mundana, siempre me ha puesto los medios para estar y cumplir la misión que tengo señalada; mi familia es otra parte importante para seguir luchando contra mis demonios y lograr dar lo mejor de mí para todo mi alrededor, y así no volver a equivocarme en lo mismo.
Trato de evitar contaminarme y, en consecuencia, caer en el encierro que los demás, pero hay veces que es tan densa la nube tóxica que termino por sucumbir solo un rato.
Dolor que paraliza el
Cuerpo con esas
Gruesas cadenas
Que destrozan la existencia
Dolor de hambre y tortura
Y tú con tu indiferencia
Pueblo mío
Yo reacciono
Dolor que los otros sienten
y tú no sabes que hacer
libérame de esta agonía
¿que acaso no lo ves?
Dolor que habla,me duele,
y nadie lo quiere escuchar
que con tanta corrupción
yo no sé en quién confiar
Dolor social que marea
con esas improvisaciones
que el cambio ya se avecina
con las próximas elección.